Crónica Negra de la II República


¿No tienes enemigos? ¿Es que jamás dijiste la verdad o jamás amaste la justicia? Santiago Ramón y Cajal.

13 de julio de 2010

Lo de aquel pretendido pacto de Valadez con el PP, tras la toma político-judicial no electa, de la alcaldía, no tiene nombre.

ATC

    Leo con sorpresa y estupefacción, las declaraciones de un tal Conejo reprochando a Javier Arenas, quien visitó por lo visto Estepona el sábado, sus declaraciones respecto a la importancia que para el PP tiene esta localidad. 
     El señor Conejo, quien era monitor (según su curriculum) de informática con 16 años en Alhaurín (su pueblo natal donde está por ver que existieran ordenadores por aquella fecha) y que no conoce otra profesión, desde entonces, que no sea la de socialista en diversos cargos del partido y en alguna que otra empresa pública pagada con el dinero de usted y mío (las pérdidas de estas empresas superaban, según la Cámara de Cuentas, los 1000 millones de euros en 2007), que el señor Arenas es un cínico absoluto al anunciar un gran pacto para Estepona. Así, el señor Conejo criticaba el hecho de que el PP dijese que no al pacto de gobierno ofrecido por Valadez tras la toma  de la Alcaldía.
      Pero el señor Conejo no recuerda que Valadez tomo la alcaldía judicialmente, sin elección popular previa ,después de denunciar a su propio compañero de partido, exclusivamente (como está demostrando el sumario Astapa), por intereses personales. Al cual él había apoyado con su voto y su silencio cómplice cuando le interesó. O sea Valadez no era de fiar. De hecho; he ahí su cinismo,  aunque por aquel entonces no se sabía, debido al secreto de sumario, él mismo había denunciado también en la operación Astapa al Partido Popular. Aunque tuvo que transcurrir un año para que el pueblo se enterara, una vez se produjo la primera apertura parcial en junio de 2009.  Nuevamente jugando con los tiempos judiciales para su propio provecho.
   El mismo Valadez que ofrecía ahora un pacto,  denunció que los responsables del PP local habían recibido 300.000 euros por parte de la empresa Chamartín, entre otras varias imputaciones.  Y una vez que ya es alcalde, en otro alarde más de hipocresía, incoherencia cívico-política, poca vergüenza y menos principios, ¿el actual alcalde ofrece un pacto a aquel partido al que había denunciado?. ¿Cómo le ponemos a eso si no?. 
     De no haberse negado el PP, el pacto hubiese quedado como el rosario de la Aurora, una vez que se conoció, o se hubiese conocido al cabo de un año, en el supuesto caso,  que el Partido Popular también fue echado en la olla de la corrupción denunciada por Valadez, quien, para salvarse de la quema que produciría el gobierno en las condiciones en las que se encuentra, sin mayoría, sólo quería quedarse tranquilo en el puesto con una mayoría garantizada. De hecho el pacto no pasaba por una alcaldía conjunta o compartida en períodos de tiempo.
   El "pacto", pues, de  Valadez estaba abocado al fracaso y Valadez lo sabía.  Lo propuso una vez que se aseguró el sillón, no antes que hubiese sido lo correcto.Y lo más increíble es que su cinismo ya no tiene límites cuando habiendo quedado al descubierto su incoherencia, aún siga utilizándola en un supuesto gesto de "buena voluntad" política. En boca, ahora, de su artillería ligera malagueña. Tal vez Conejo no haya leído el sumario, por lo que tiene perdón; pero lo de Valadez no tiene nombre, ni límites su desfachatez.
    Ahora bien, ¿sabía Valadez que no iban a ser finalmente imputados? ¿Tenía información privilegiada? ¿Sabía de la inconsistencia de su denuncia pero la metió para, en principio, po si acaso, eliminar también la competencia del PP y cambió de opinión cuando ahora éste le interesaba? Todas estas preguntas algún día tendrán sus respuestas.
     Pero lo más insidioso de la crítica de Conejo es que Arenas se refería a un pacto con Junta y Gobierno por Estepona, y esto se lo han negado a Valadez o ni siquiera ha tenido agallas para pedirlo.Y demuestra la poca consideración de las administraciones con el gestor de Estepona, o la poca confianza en él. Al final como con Miguel Castro: unas pocas limosnas a modo de subvenciones.

0 comentarios:

Publicar un comentario