Recientes estudios llevados a cabo en Estados Unidos, sobre la calidad de la educación en aquel país, revelan que el 80% de los jóvenes estudiantes en la educación pública tienen una visión marxi-socialista del mundo y sólo un 10% cultiva los valores cristianos o la fe de sus padres. Al contrario que los resultados de un estudio sobre 7.000 estudiantes de homeschooling (escuela en casa) donde el 93% de los alumnos siguen manteniendo los mismos valores y tradiciones familiares. Asimismo se revela que la educación pública no está ejerciendo un papel neutral en cuanto a la enseñanza religiosa, sino todo lo contrario, pretende desvirtuarla.
Los estudios concluyen que la educación pública está siendo utilizada para el adoctrinamiento de los jóvenes interfiriendo en la educación que reciben de sus padres. Por otro lado el Instituto de Investigación de Tendencias americano, viene advirtiendo desde hace mucho tiempo sobre la deriva fascista que se aprecia en el Gobierno de Estados Unidos donde, por cierto, los principales expertos en estrategias de seguridad nacional o quienes las diseñan suelen proceder de países comunistas.
En 2008 Gerald Celente, director del Trends Research Institute, antes citado en español, pronosticaba: "Habrá una revolución en este país. No será aún, pero llegará. Y veremos a una tercera parte que hará de catalizador: la toma de Washington, D. C., a plena luz del día por Wall Street y sus pálidos golpistas. Y esto pasará porque las condiciones continúan empeorando.”
Señalaba también que previamente los contribuyentes seremos asados a impuestos y cuando llegue un momento que la gente no pueda hacer frente a los mismos, comenzarían las revueltas en el país. Para ese día será más importante para una familia poner comida en la mesa que poner regalos en el árbol de Navidad. Y la situación será peor que en la Gran Depresión del 29. Celente y otros investigadores prospectivos preveen una "revolución de las clases medias", a medida que las diferencias entre ricos y pobres se acentúen y sea imposible mantener la presión impositiva por parte de este sector poblacional, que habrán de ir acarreando también con la carga impositiva del incremento del gasto social, provocado por el el mayor y progresivo número de personas que irán pasando a vivir en precario.
Extrapolando esto a España, que ahora con esto de la globalización nada es descartable, sus consecuencias se hacen más patentes aún que en América. En nuestro país, tanto los estudios escolares, como las previsiones de Celente, parecen estar cumpliéndose al pie de la letra.
Respecto a la educación sólo hay que examinar el contenido de EpC, con el agravante en España de que también es obligada en la educación privada. Y en cuanto a revueltas por anuncios de recortes de derechos laborales y de subidas de impuestos, etc., está a la vista lo que está ocurriendo en los últimos años. Y en lo referente al fascismo, Celente se refiere a un gobierno en la sombra dirigido por grandes corporaciones, por encima del poder político que además se subroga a ellas.
Esto, además de estar padeciéndolo ahora todo el planeta camuflado en una supuesta crisis de la cual parece no tener culpa nadie excepto la clase media que es la receptora de todas sus trágicas medidas de "ajuste"; en España lo vemos plasmado, además, en la presión que ejercen grandes compañías energéticas para conseguir equilibrar sus beneficios, aumentando el precio del servicio y compensar así la rebaja en el consumo propiciada por la crisis. Con la excusa de la actualización de las tarifas, han acudido incluso a los tribunales que les han dado la razón. Para nada se han tenido en cuenta las especiales condiciones por la que atraviesa el país ni el gran número de parados y su influencia en su entorno familiar que, en muchos casos, han de contribuir a ayudar a quienes lo padezcan en su familia. Parece meridianamente claro que vamos también a ese fascismo de las corporaciones del que habla Celente...
Continuará....
En 2008 Gerald Celente, director del Trends Research Institute, antes citado en español, pronosticaba: "Habrá una revolución en este país. No será aún, pero llegará. Y veremos a una tercera parte que hará de catalizador: la toma de Washington, D. C., a plena luz del día por Wall Street y sus pálidos golpistas. Y esto pasará porque las condiciones continúan empeorando.”
Señalaba también que previamente los contribuyentes seremos asados a impuestos y cuando llegue un momento que la gente no pueda hacer frente a los mismos, comenzarían las revueltas en el país. Para ese día será más importante para una familia poner comida en la mesa que poner regalos en el árbol de Navidad. Y la situación será peor que en la Gran Depresión del 29. Celente y otros investigadores prospectivos preveen una "revolución de las clases medias", a medida que las diferencias entre ricos y pobres se acentúen y sea imposible mantener la presión impositiva por parte de este sector poblacional, que habrán de ir acarreando también con la carga impositiva del incremento del gasto social, provocado por el el mayor y progresivo número de personas que irán pasando a vivir en precario.
Extrapolando esto a España, que ahora con esto de la globalización nada es descartable, sus consecuencias se hacen más patentes aún que en América. En nuestro país, tanto los estudios escolares, como las previsiones de Celente, parecen estar cumpliéndose al pie de la letra.
Respecto a la educación sólo hay que examinar el contenido de EpC, con el agravante en España de que también es obligada en la educación privada. Y en cuanto a revueltas por anuncios de recortes de derechos laborales y de subidas de impuestos, etc., está a la vista lo que está ocurriendo en los últimos años. Y en lo referente al fascismo, Celente se refiere a un gobierno en la sombra dirigido por grandes corporaciones, por encima del poder político que además se subroga a ellas.
Esto, además de estar padeciéndolo ahora todo el planeta camuflado en una supuesta crisis de la cual parece no tener culpa nadie excepto la clase media que es la receptora de todas sus trágicas medidas de "ajuste"; en España lo vemos plasmado, además, en la presión que ejercen grandes compañías energéticas para conseguir equilibrar sus beneficios, aumentando el precio del servicio y compensar así la rebaja en el consumo propiciada por la crisis. Con la excusa de la actualización de las tarifas, han acudido incluso a los tribunales que les han dado la razón. Para nada se han tenido en cuenta las especiales condiciones por la que atraviesa el país ni el gran número de parados y su influencia en su entorno familiar que, en muchos casos, han de contribuir a ayudar a quienes lo padezcan en su familia. Parece meridianamente claro que vamos también a ese fascismo de las corporaciones del que habla Celente...
Continuará....