Michelle Obama se bañó en España gracias a un permiso para asar sardinas. Sobre el club de playa del hotel Villa Padierna pesa una orden de demolición desde 2006
Mario Lima, 18 de agosto de 2010 a las 23:16
Ella ni se enteró. Su marido, que estaba en Washington, preocupado por la caída de su popularidad en las encuestas y tratando de sortear indemne el espinoso asunto de la mezquita en el solar de las antiguas Torres Gemelas, tampoco.
Pero en la Costa del Sol lo tienen claro:
Michelle Obama se bañó en cálido Mediterráneo español gracias a un permiso para asar sardinas.
Y fue 'in extremis', porque hasta el último minuto y después de que llegase la pertinente orden del presidente Zapatero, el Ayuntamiento de Estepona no otorgó el permiso especial para que pudiera funcionar el club de playa del hotel Villa Padierna.
Como el mismo ha reconocido ante los periodistas, en un derroche de sinceridad que ha puesto los pelos de punta a los gerifaltes del PSOE en la zona, en el asunto fue vital la buena mano de Ricardo Arranz de Miguel, presidente de la Federación Andaluza de Urbanizadores y Turismo Residencial y propietario del famoso hotel donde se alojó la Primera Dama de EEUU con su hija y su séquito.
LAS GESTIONES EN LA MONCLOA
Explica Arranz de Miguel que, justo antes de la llegada de Michelle Obama y al haber dejado claro la Casa Blanca que necesitarían poder utilizar una playa "con total privacidad", se puso en contacto tanto con La Moncloa como con la Junta de Andalucía para ver cómo se podía dar luz verde a la licencia:
"Su apoyo y respuesta han sido estupendos, pero la sorpresa es que sólo se pudo abrir justo para la visita de Michelle Obama. Ahora estudian cuándo nos van a dar el permiso".
El club de playa fue construido hace ya bastantes años, aprovechando un chiringuito anterior y con un coste superior a los dos millones de euros, en una parcela municipal y dando por supuesto que no habría prioblema alguno.
Se equivocaba de plano Ricardo Arranz de Miguel, porque a medida que han ido saltando escándlos urbanísticos en Estepona y han empezado a volar los cuchillos en las filas del corrupto PSOE local, la carga contra la Costalica ha ido ganando intensidad.
Lo de que "estudian" la concesión de una licencia que permita operar de forma normal debe ser una forma de hablar, porque sobre las instalaciones playeras de la Costalita, ubicadas en Benahavís, municipio vecino de Estepona, de las que disfrutó el pasado 6 de agosto Michelle Obama, en su tercera jornada de vacaciones en España, pesa una orden de demolición desde el 20 de julio de 2006.
Una orden taxativa. Los documentos a los ha tenido acceso
Periodista Digital, a través de un arquitecto local, que se identifica como "antiguo responsable de Urbanismo en Estepona", no dejan resquicio a la duda:
La orden de demolición, ejecutable en 15 días, afecta a:
"La construcción ilegal de 500 m2 conocida como el Chiringuito, situado en la Unidad de Ejecución UEN-E22 Costalita", parcela S6, término municipal de Estepona, así como sus ilegales accesos y caminos".
Esta orden, así como otros expedientes sancionadores, han sido comunicados a "Capital Renting Businesss SL" -empresa Ricardo Arranz de Miguel- por la Agencia Andaluza del Agua, la Consejería de Medio Ambiente y de Demarcaciones de Costas Andaluzas entre otros organismos por "no haber tenido nunca licencia de obras", "por haber invadido la zona de policía", "por ocupar la zona de servidumbre de tránsito y desviar el cauce del arroyo", "no haber solicitado nunca concesión sobre la parcela donde ha construido por la vía de los hechos consumados", "haber vertido hormigón sobre zona verde pública" y "haber roto varias veces el precinto y amueblado y usado sin permiso las instalaciones".
Paradójicamente el mismo Ayuntamiento de Estepona que facilitó el permiso para el baño privado de Michelle, lleva años recordando al hotelero Arranz de Miguel que sus instalaciones en la Costalita son "carne de pala excavadora". Para ser exactos, habría que puntualizar que quien amenaza y alardea es el señor alcalde.
EL ALCALDE OKUPA
Parece comprensible el disgusto de Arranz de Miguel, quien ha visto como apenas marcharse la comitiva Obama ha vuelto la instalación de la Costalita a la condición de "ilegal" y "derribable".
Lo que llama la atención es el cuidado con que tanto él, como el alcalde Valadez, han evitado referirse a los detalles concretos de la apertura.
El documento que cubrió legalmente el baño que se dieron Michelle Obama y su hija Sasha en la Costalita, protegidas por un impresionante cinturón policial, era una licencia para "una fiesta privada", permiso que en los pueblos de la costa se suele conceder a grupos de amigos, peñas... para celebrar lo que se conoce como "moraga", esto es una sardinada en la playa.
Lo otorgó Valadez "El Okupa" con fecha 4 de agosto -es decir, el día que llegó a Málaga la primera dama- y caducó el 8 de agosto, el día que abandonó la Costa del Sol rumbo a Washington.
Durante la visita, la Demarcación de Costas autorizó cerrar unos 45 metros de litoral frente al Club de Mar Villa Padierna para salvaguardar la seguridad de la esposa del presidente de Estados Unidos, por lo que el espacio de la playa fue acotado por la Policía.
LABORES DE LIMPIEZA Y DESESCOMBRO
En los días previos y a marchas forzadas, como explicó la concejala de Playas del Ayuntamiento de Estepona, Carmen Ocaña, se quitaron piedras del agua, se limpió a fondo la arena, se mejoraron los servicios, se arreglaron los accesos, se colocaron zonas verdes y oasis playeros y se adecentaron los módulos.
Estos trabajos -que costaron la friolera de 300.000 euros y sufragó íntegramente el hotel Villa Padierna- coincidieron con la conexión del lugar a los servicios a la red de distribución de agua potable y a los pozos de la red de saneamiento integral.
El alcalde Valadez, interrogado sobre por qué el Ayuntamiento no da la licencia definitiva de apertura y funcionamiento al club de playa del hotel Villa Padierna, ha rehusado concretar el motivo:
"Es un asunto muy complicado, que se viene arrastrando desde hace muchos años".
Pues ha bastado una llamada telefónica de La Moncloa y ha corrido a ponerse firme y en posición de saludo.