Crónica Negra de la II República


¿No tienes enemigos? ¿Es que jamás dijiste la verdad o jamás amaste la justicia? Santiago Ramón y Cajal.

9 de febrero de 2012

Estepona es una mierda

Ramón Sendra
Sí sí, ha leído bien. Una mierda. O eso es lo que parecería si alguien que desconoce la ciudad decide convertirse en observador eficaz de lo que le rodea, preguntando por ahí, leyendo por Internet, los medios de comunicación... Vayamos por partes. Estepona cuenta, ya sí, con más de un 50% de parados; es decir, somos gandules. En Estepona no hay agricultura, por lo que, además de vagos, somos tontos: ni hay terratenientes que cobren las ayudas de la UE (aunque se las suelen quedar todas los Alba) ni podemos ir al bar cada día, como dice Duran i Lleida, gracias al PER y los subsidios agrícolas que nos pagan desde Catalunya. Eso sí, tenemos un montón de Mercadonas y vamos a comprar limones, mientras a cuatro pasos dejamos podrir toneladas de ellos. En Estepona no hay ni cines ni teatro. Claro, entre gandules y tontos no se nos ocurriría perder el tiempo en cultura. Hablando de cultura, por no tener no tenemos ni un programa de fiestas digno (bueno, el programa sí, como programa cultural presentado por el Ayuntamiento). La plaza de toros, única en todo el estado (¿a que no adivinan porqué?), no puede acoger corridas de toros (vale, esto para mi es una buena noticia... pero tiene su miga). Sólo tienes 2 autobuses que vengan del aeropuerto directamente, sino, debes coger un urbano (el alcalde no, el autobús) e irte a Marbella, que sólo hace que eclipsarnos. ¡Que la chica de Obama pasó unas nochecitas en Estepona, no en Marbella! Si optas por salir (o llegar) en coche o vas por autopista y te sientes un privilegiado por pagar casi 1 euro por cada 10 km o recurres a una nacional que debieron diseñar unos becarios hará cien años. Hablando de carreteras, tenemos una nacional repleta de luces, que no podemos encender, que son muy caras. Y aunque nuestro alcalde se llame igual, hemos perdido el transporte urbano. Disfrutamos de un palacio de congresos con efecto memoria: si vas tres días después de un evento, aún suenan los compases de las últimas actuaciones. Tiene 21 km de playas, pero cuando no son deshechos humanos los que rozan la arena, son restos vegetales que pululan desperdigados por toda la costa. Incluso este año nos han prohibido bañarnos en algunos lugares por no sé qué bicho maligno. Tenemos unos "campitos" que acogen a centenares de ilegales construcciones y residentes. Somos 65.000 empadronados, pero tenemos casas vacías para otros 50.000. Los ecologistas nos amenazan que, si las ocupamos todas, no tendremos ni agua para beber. Nuestro puerto deportivo es caro, pero nunca atracarán cruceros. Y nuestra fiesta como ciudad se basa en el alcohol por la noche y también por el día. Acaban de montar el mercadillo de Navidad y ni eso funciona.
Tenemos un centro urbano e histórico que, según la corporación municipal, debe cambiar de color: ahora todo será blanco y azul (¡qué casualidad de colores! aunque mejor que el rojo chillón socialista o el verde pistacho de los de IU). Tenemos escuelas fantasma. Incluso tuvimos momentos en que pensábamos que llegaría la universidad, ¡hasta el tren llega cada 4 años! Hemos tenido un discípulo del GIL, un auténtico Gil de pura sangre. Incluso superamos a media España en lo que a corrupción política se refiere con el caso Astapa (y nos reímos de Camps y sus trajes). ¿Hablamos del hospital? El último reportaje que salió en una televisión nacional como Tele5 sobre Estepona habló de los problemas que tienen los desempleados de larga duración con el alcohol... ¡qué imagen la nuestra!
Hubo alguien de buena fe que dejó unos milloncetes para la ciudad, pero parece que el intermediario, la dichosa iglesia, ha decidido quedárselos. Nos roban los políticos y la iglesia, exclamamos. ¡Qué panorama! Incluso la policía local prefiere pasear los perros en furgoneta, no sea que se les estropee la tapicería, o que pase como siempre: ambulancias sin seguro paradas durante años, escaleras de bomberos ineficaces por una reparación nimia... y lo que no sabemos. O ya ni nos acordamos.
Seguramente, creo, tenemos los mismos problemas que otras tantas ciudades. Que otros tantos pueblos. Pero empieza a cansarme esta actitud crítica con nosotros mismos, pues confundimos criticar con destruir. Cansado de escuchar que todo va mal y darme cuenta que nadie (o casi nadie) tiene ganas de solucionar nada. ¿De qué sirve ser críticos sin ser constructivos? ¿Cuándo agarraremos nosotros el toro por las astas y sacaremos esto adelante? Porque si seguimos fiándonos de que simplemende criticándolo todo lo resolveremos... vamos mal. Seamos positivos. Constructivos.//

Nota del editor
Estepona es una mierda y, como no podía ser menos, igualmente es una mierda el periódico donde salió publicado este artículo de opinión, cuyos propietarios, menos mal, no son de Estepona, pero están contribuyendo mucho a manternerla enmerdada.



1 comentarios:

  • Unknown says:
    18 de abril de 2014, 16:51

    ESTEPONA ES UN PUBLO DE KATETOS DE MIERDA!!!!!LA GENTE TONTA ,MAL EDUCADA..NI HABLAN NINGUN IDIOMA SOLAMENTE ANDALUZ!!!EN EL VERANO ESTAN LOCOS A ALQUILAR SUS CASAS DE MIERDA A LOS TURISTAS Y LOS EXTRANJEROS TRABAJADORES QUE TRABAJAN....NO DECLARAN SUS ALQUILERES!!!!SE ABUSAN DE LA GENTE!!!!ES UN PUEBLO DE MIERDA CON [70% DE PARADOS!!!!

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